Una Cerveza por Favor...
Tiempos de harto trabajo, tiempo de plazos inconclusos, tiempo de sentarse a trabajar. Mis momentos de calma han sido cuando voy manejando al colegio, escuchando música hasta reventar los provisorios parlantes.
Con Esteban corrimos para lado y lado, y ahora tenemos poco tiempo para reírnos y pausar el tiempo. Llego a la casa. Me siento a pensar. Durará unos cinco minutos... luego a seguir trabajando. Una cerveza por favor.
Voy a ver a mis padres. Día domingo. Tenemos una hora de paz, mientras acompaño a mi madre a misa. Luego voy al patio, mi padre está inventando algo nuevo. Nos abrazamos, tenemos ganas de conversar. Una cerveza, por favor.
Voy con mi mejor amigo a la localidad de Yerbas Buenas, acompañados de hojas de otoño al viento. Volvemos con Emilia, que en sus cuatro patas, dos meses de vida y sus ojos azules, nos hace reír y llorar al mismo tiempo. No sabemos qué almorzar. Para pensar... una cerveza por favor.
Vamos con Esteban manejando por caminos alejados de la ciudad, al atardecer, buscando un domicilio para devolver unos maniquíes. Que cosa más extraña. Cuando volvemos nos estacionamos en la plaza. Es de noche. Día Sábado. La gente está alegre. Subimos al nuevo local. Por fin nos sentamos tranquilos, a conversar y evaluar lo mucho que hemos hecho. Una cerveza por favor.
¿Una?
Afuera la noche se llena de gente y luces. La ciudad está alegre. Mañana es Domingo.
¿Una cerveza, por favor? Creo que se nos acabó la que pedimos.
Otra cerveza, por favor...
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