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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Una Primavera de Cristal

Porque se tejen hilos, de Cristal a cada segundo Que unen lazos, que unen vidas, unen sentimientos. Donde coincidencias de caminos tienden a mirarse entre sí Y comprenderse el uno al otro, esta vez, sin hablar. Porque los días y los años, han devenido en tormentos Que has sabido enfrentar, que has sabido superar, Formando espíritu de mármol allí donde anida el río, Río de tormentas y de amores, más allá del mar. Porque el mundo se hace añicos, cuando no sabemos dónde va, Porque los días se hacen viento cuando trabajando se nos van Entorpecidos en la niebla de los caminos que antes hicimos Y que más pronto que tarde, a cada uno alegrarán. Así, en admiración, estas palabras torpes se crearon Que han visto y contemplado un espíritu espejo, Que amablemente, en los días, compartió una taza de té Acompañando las horas que ciegamente se nos iban. Y no ha querido dejar pasar, estos pensamientos etéreos Por la prisa del tiempo, que cruelmente hace olvi...

El Círculo Alrededor de la Luna

El camino hacia mi casa está en oscuridad. Los únicos árboles que han sobrevivido a la tala se mecen con el viento sur de la primavera que inicia, mientras la noche se erige solemne en el valle. En el cielo, la luna creciente brilla estoica, con un halo de luz a su alrededor. Las estrellas danzan lentamente a su paso, meciendo el cielo en un compás eterno. Yo camino lentamente bajo una sombra perpetua, conociendo el camino de tierra sin necesidad de verlo. Vislumbro el círculo de luz alrededor de la luna, contemplando el tiempo recursivo. ¿Cuántas veces me he detenido al caminar, pasmado por el cielo que me absorbe? Porque vuelvo a la casa que anidó mis penas, que me alimenta y me cobija. Porque los rostros que me acogen seguramente serán los que me verán morir, en esos días, cuando el tiempo termine por distorsionarse y se vuelva sobre sí mismo. Ahora los rayos de luz de la luna son el contrapunto del tiempo: me permiten congelar esta noche y eternizarla en palabras. Me permi...

Paroxismo

Por qué no puedo olvidar que estoy herido, Constantes instantes del tiempo que no se borran. Por qué no puedo olvidar que estuve extinto, hundido, Que las mentiras y las frases apuñalaron los días Que no me puedo perdonar el existir, Vacío, desprovisto de las herramientas Que veo y admiro. Por las puertas que he cerrado, sincero al dolor, Que debo cerrar para no volver a ser dañado Porque no nací para ser querido sino para querer, Porque he de aceptar, La cruda realidad, Que nací para seguir un camino de destierro Que no depara en los pasos compañías. Que la soledad me redime, Extinto, Como un juego de ajedrez solitario Como un laberinto que desplazo en solipsismo Y en las horas que sólo yo termino, Cuando me doy cuenta que respiro el mismo día, Voy pensando en mi propia compañía Que torpemente me custodia. Pero me duele el aceptar Que mi camino es solitario Que veo a los otros pasar, Reír, Besar, Que ya no me veo en fotograf...

Equinoccio de Primavera

Las tardes se suceden casi sin necesidad. Trato de estar solemne frente a las exigencias del día (que me exige más debido a los remplazos), de sonreír a los que comparten sus días conmigo (aunque ellos no me sonrían de vuelta) y cumplir en lo que se me pide. Llego al colegio sin prisa. Silbo alguna cancioncilla. Preparo mis clases pacíficamente. Llega el director a hablarme de un problema, sonriendo afablemente. Me ofrece un cigarro mientras me habla, que rechazo cortésmente. Luego que termina de hablarme, le respondo con una sonrisa. No veo el problema. Le digo mi posición claramente, resolviendo el drama. Él se sorprende. Yo me sorprendo que se sorprenda. Veo tristemente el olvido de una llave: no podré tener el taller de música con mis retoños el sábado. Trato de sonreír frente al infortunio. Trato de adaptarme. El encargado de UTP felicita mi entusiasmo, y me da palabras de consuelo debido a la desorganización. Le agradezco, de nuevo, sonriendo. Estoy en paz, tratando ...

Agosto

Ahora que el mes de los armos y los gatos ha terminado, ahora que las fechas antes celebradas suceden sin necesidad en el calendario, y ahora que el resfrío se está por fin marchando de mis pulmones, puedo reflexionar sobre la lejanía de los lamentos. Los días se han marchado lentamente, en la pacífica fusión de mis pensamientos en reposo, viajando entre dos ciudades alejadas por montañas. He de afirmar que me he ido acostumbrando a tener dos mini-semanas fugaces en el lapso en que los demás sólo tienen una. La distorsión del tiempo que ocurre en mi cabeza, que acelera mis pensamientos y me hace envejecer tempranamente, me ha permitido encontrar un ritmo biológico que me acomoda. Los aromos han florecido. La primavera lentamente se va posando en la existencia física llenando los paisajes de variados colores. El equinoccio se aproxima, y puedo sentirlo en la forma en que mi respiración genera los fenómenos. Me sorprende la lentitud con la que los silencios ahora se propagan...

Amanecer en Concepción

Fue una noche cansadora. Con Fabián, su familia, su polola Pamela, los demás padrinos de matrimonio y amigos trabajamos empeñosamente porque todo en la peña a beneficio del atropello de su madre saliera perfecto. Claro que el matrimonio se pospuso, pero al menos mis dos amigos decidieron irse a vivir juntos a un apartamento. Luego de ordenar todo, compartimos unas copas de wisky y nos fuimos, Fabián, Pamela y yo al apartamento nuevo. Era de noche, pero mientras fumábamos en el balcón de Fabián (Pamela dormía) comenzamos a darnos cuenta que los primeros rayos del sol empezaban a asomar. Hace años que no veía un amanecer. Nos cambiamos a la ventana de la sala de estudio, desde donde se podía ver mejor la salida del sol, y continuamos la conversación. Fabián me contaba lo apocalíptico que fue todo el proceso: la llama del accidente, los trámites, las visitas, los gastos. Yo escuchaba atentamente, tratando de demostrar con mi silencio la absoluta comprensión que sentía por mi amigo. A...

A tu Alma Sonreír

Ven secretamente a acompañarme, Mujer de ojos sublimes, En nuestra soledad. Ambos estamos solos Pero ambos estaremos bien. Ven a tejer las horas, juntos de la mano Ahora que sabemos mirarnos a los ojos, Ahora que los misterios del destino Nos han unido y permitido conocernos. Ambos estamos solos, pero acompañémonos, Mirándonos sorprendidos, ansiosos, de la mano. Porque sabes que nuestras miradas nos delatan, Porque sabes que nuestras sonrisas nos acusan, Y topemos nuestras manos frías, solitarias, Sabiendo que algún día las habremos de separar. Prometo acariciar tus dedos con epifanías Porque sé que más tarde las recordarás; Prometo sonreír a tus gestos, inocente, Porque sé que más tarde te irás. Prometo llenar tus minutos de cosquillas nerviosas Como esa primera vez que te enamoraste, Y sacar destellos de alegría de tus ojos negros Cuando mire cómplice a tu alma despierta. Y cuando emitas un pensamiento nervioso, Al sentir mis...

Calvicie

De pie, soñoliento, de pie frente al espejo. La imagen que me ha visto desde que era un niño Separado del estoico rostro que hoy me mira, Contemplo en nostalgia el crudo paso del tiempo. Cada arruga, cada mancha, cada cabello que me falta Es una historia, un recuerdo, una persona que me ha dañado. Cada mañana, soñoliento, el mismo ritual que contempla mi rostro, Pero salgo afuera al mundo a hacer lo que mejor sé hacer… Recuerdo, de niño,  esa sonrisa que gritaba al viento. Recuerdo los pasos, agigantados, de sueños y templanzas. Cómo los pasos, uno por uno, se fueron rozando, Hasta dejarme cojeando en una edad en la que no me reconozco. Y veo pasar, injusto, un tiempo que me ha golpeado, Y ha anidado en vergüenza lo que una vez fue clamor. Desvestido en mis errores, en mis faltas, en mis falsos amores Contemplo mi rostro magullado, de dolor y autocompasión, Pero salgo afuera al mundo a hacer lo que mejor sé hacer… Rasco mi cabeza, nervioso, ...

¿El Diamante de la Realidad?

Materia que se agrupará conforme al pensamiento, Deambulando entre los límites de lo onírico y la razón Y las ondas propagadas de energía subrepticia Moverán los engranes y echarán a correr el tiempo. Y aquí en mi mente, dormida, unificadora, Creadora de una realidad que coincide y el recuerdo, Por entre los bosques de lo percibido atrás En el futuro que será de todos, La luz eterna se grabará, se anclará Conforme a una gravedad proporcional. Mente y materia, Se unen en espíritu… Hay un acertijo indescriptible dentro de la mente Donde se sitúan las bases de todo lo que existe. En ese límite inexacto entre el yo y todo lo demás, Fugaz y etéreo que con palabras no puede expresarse. El Talismán, Cristal, Prisma, Diamante, Misterio de todas las realidades, La última fantasía hecha por la memoria Atrapada en la ilusión del tiempo. Si existe o no existe el yo, Si existe o no existe la realidad: Es una y la misma pregunta. 

Solsticio de Invierno

Mientras viajo a través de los cerros llenos de pinos en una lluvia copiosa, contemplo la víspera taciturna hacia la noche más larga del año. Llego a Concepción bajo un cielo nuboso sin estrellas, contactando con mis compañeros de estudio mientras investigamos la interioridad del ser humano. La oscuridad es insondable. Como presagié, el mundo espiritual y el material están más unidos que nunca. Luego de haber terminado la investigación, preparo la manta para irme a dormir en el sofá de la casa, mientras afuera la tormenta obtiene momentos de calma. Cierro mis ojos para encontrar la inmensidad de la oscuridad: las energías fluyen como los ríos y sobrepasan sin dificultad las intervenciones de mi dolor de cabeza. Me voy a las tierras oníricas. Al otro día, en la mañana, el silencio de un sol nublado se ve armónicamente interrumpido por el aleatorio caer de las gotas de agua, desde las ramas de los árboles hacia los suelos. Camino hacia abajo por el cerro con el estómago vacío. Veo p...

El Bosque

Cortaron el bosque en las afueras de nuestra casa. Cada vez que paso por el camino, contemplando los cadáveres de aromos, álamos y eucaliptus tumbados en el suelo, siento toda la muerte pesando sobre mi respiración. Con mi padre y Martín caminábamos por sus senderos, buscando trozos de leña botados para calentarnos, pues nunca nos atrevimos a cortar ninguna rama. Nos entreteníamos buscando hongos después de la lluvia, o plantando extrañas hierbas que más luego olvidábamos dónde las habíamos sembrado. Con mis amigos íbamos a caminar mientras conversábamos de nuestras anécdotas, fumando pipa para amenizar las historias. En las mañanas, la luz del sol se filtraba por sobre las cimas de los álamos, llegando a la ventana de nuestro dormitorio en el segundo piso. Cuando llovía, todas las ramas se mecían estoicamente con el viento, haciendo que ineludiblemente conociéramos el sublime y abstracto sonido de las tormentas breves. En las noches, cuando me asomaba a contemplar los cielos, l...