Una Tarde Conmigo Mismo

Yo no camino sin un rumbo.
Yo planeo mis dados
Y lentamente observo las nubes a su paso.
Esta tarde, que lentamente se levanta,
Suspira hacia mis pensamientos
Y tardemente lo entiendo.

Yo no pienso sin tener un rumbo.
La lluvia que cae lenta,
Los perros que deambulan,
Las calles de Aysén, que torpemente se ocultan.

La nada misma se vuelve un suspiro
Que tardemente recibo,
Esta tarde me encuentra
Muy por dentro de mi soledad.
Un puño cerrado me separa del resto
Un mirar al suelo, un mirar al cielo,
La sonrisa falsa, el saludo al llegar,
Torpemente he sido un atril de mi alma,
Un alma sempiterna pensando en la nada
En la nada y el todo
De lo que en sí mismo el destino es.

Yo no actúo sin tener un rumbo.
Las estrellas que se mueven
Sin moverme el piso.
Las nubes de luna, la escarcha de noche,
Ya sobre sí mismo el día se ha caído:
La tarde me redime
El pensamiento me entiende,
La nada en sí misma, me ha encontrado existente

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