Estúpido

Entré a la farmacia. Furtivamente.
Lo reconozco. No frecuento por placer esta clase de lugares. Demasiado blanco, demasiada gente que no conozco que me mira preocupada como pensando por qué razón entré. Incluso me doy cuenta que la gente que se conoce realmente aparenta que no, mirando de reojo las sienes de sus vecinos, ensimismados en las etiquetas de los productos de belleza.

Yo camino con seguridad. No entro a turistear: sé perfectamente lo que quiero. 
Me desplazo por el pasillo. Saco el producto de siempre. Pero hoy ando más estúpido que de costumbre. Necesito un jabón nuevo. Diferente. La cajera me mira desesperada, como esperando que mi pedido sea sustancioso, altivo, vanidosamente ornamentado de especies extrañas.

     -¿Alguna pregunta? – me interroga, fingiendo desinterés mientras se lima las uñas en el mostrador. Su tono no es amable.
    -Em, no – le respondo, confundido. ¿Soy el único que piensa que es estúpido preguntar con una pregunta acaso yo también tengo una?

      Le entrego el producto. De la estantería a mi lado también saco, normalmente, el jabón que deseo.
 
     -Son dos jabones por dos mil quinientos pesos – me dice alegremente.
     -Sí, pero yo sólo quiero uno – le digo tranquilamente.
     -Pero uno vale igual dos mil quinientos. Es una promoción.
     -Sí sé – le respondo amablemente – pero yo sólo necesito uno.
     -¿Y piensa pagar lo mismo por uno cuando pueda llevarse dos?

En ese momento todas las personas en la farmacia, que no eran pocas, se tornan inquietas mostrando interés en mí. Se ríen. La cajera frunce el ceño como pensando que no le entendí. Yo soy el único que está tranquilo, pero mi templanza se desmorona cuando me doy cuenta que todos se burlan de mí. No me interesa el precio del producto, no estoy pensando en economía. ¿Para qué quiero un jabón de más, si sólo necesito uno? ¿Para qué llevar algo que no tenía pensado llevar, evaluando un beneficio que no entenderé?

Todos me miran como si yo fuese el humano más idiota del mundo. Yo sólo miro, extrañado y perplejo, cómo la humanidad se ha tornado esclava de la ilusión de las monedas mientras huye de la libertad de sus deseos… 

Comentarios

Lo que más se ha leído...

Resiliencia

Abrazar a un Niño

Lago