Rocío de la Mañana



Alegraste de sonrisas las mañanas blanquecinas
Enternecidas de rocío, neblina y frío,
Y tú,
Rocío,
Que me sonreías en cada clase,
Bromeabas con tu presencia mi soledad frente a ti.
Eras un nerviosismo teñido de ojos verdeazul,
Que yo evitaba mirar,
Que yo evitaba sancionar,
Nos reíamos de mis guías, de mis clases y mi seriedad
Mientras las horas avanzaban y se nos perdía el sol.

Ya nada era lo mismo, y el rocío todo lo humedecía,
Todos te estimaban, todos contigo se reían,
Y tú, despistada de la vida,
Me preguntabas hacia dónde el destino iba
Mientras la clase terminaba y nos reíamos de algo de mí.
Las horas se mecían en los cerros
Y las tardes de neblina se parecían al destino,
Un destino incierto, un destino sepulturero
Que cambió de globos blancos un domingo fatal.

Ahora ya no estás,
Tu recuerdo es sólo una sonrisa.
La muerte de ese domingo se ha marchitado en tus memorias.
Yo camino solitario en un pasillo que antes era tuyo
Tratando de entender este tártaro que te pertenece.
La muerte te encontró temprano, la muerte te posó en silencio
Y tan temprano se fue que pocos nos percatamos,
Ahora, ya no estás,
Pero tu recuerdo es sólo una sonrisa
Teñida en cerros que se humedecen al invierno,
Invierno frío que tu rocío me recuerda.

Te fuiste y el recuerdo,
Quedó en una tumba abierta,
Mientras mi clase al viento, ya no tiene quien se ría.
Te fuiste y el recuerdo
De tu muerte prematura
Ha quedado en la Patagonia
Como un emblema funesto.
Te fuiste con la muerte,
Pero la muerte no te ha seguido
La muerte está en los que se quedan
Y te recuerdan como yo,
La muerte está en mis clases
Que ya no tienen tus rocíos,
La muerte está en mí mismo
Cuando me acuerdo de ti misma. 

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