Perdida



Has caminado por las estepas del mundo para conocerlo
Sonriendo siempre al desconocido que te tiende la mano,
Y parece que no quedan misterios a tu sonrisa nerviosa
Que no se te oculten al semblante de tus miradas.

Deambulas por las ciudades dejando amores quebrantados
Recuerdos sumidos en la nostalgia de un lugar que desearás
Y ese abrigo, cuidadosamente ornamentado de bellezas
Que te protege de un frío patagón que tarda en llegar.

No hay caminos que te permitan olvidar de dónde vienes
Las sonrisas no tardan en salir emergentes de la nada,
Una presentación, una mirada basta, para cegarlos hoy
Desprendidos de tus encantos las ciudades se pierden.

Pero yaces perdida en una vida que, como yo, inventas,
Anhelando, algo de ti, que no sabes que existía,
Anhelando cosquillas de ciudades europeas
Anhelando besos de personas que se fueron.

Yo te observo, perdida, en tu propia melancolía
Me recuerda mi nombre, mis temores, mis fracasos,
Conversamos de la vida, que torpemente se nos va
Sin darnos cuenta que el tiempo, todo lo humedece.
Humedece nuestros labios al despedirnos al vacío
Humedece nuestros sueños, lejanos pero presentes,
Humedece tus miradas esquivando pensamientos
Que se posan en delirios y mañanas de frío.

Estás perdida, en ti, sin saber que te encuentras
En esta ciudad que te depara abrazos sorpresivos
Estás perdida en recuerdos que sin saber vas creando
Una estela de memorias y fotografías que recordar.

Y recordar,
Y recordar,
Eterno sueño de nosotros,
Un suspirar de melancolía perpetua:
Melancolía de tus manos siempre suaves en mí
Melancolía de tus llantos sopesados sin temor
Melancolía de tus pasos por calles nocturnas
Que te yacen, perdida, mientras nos encontramos.

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