Kalistero

Yo he dejado de sufrir frente a los horizontes siniestros del tiempo. He perpetuado el diapasón eterno de lo indescifrable, Sobre la arena del tiempo me aprendí mi rostro magullado de heridas Me aprendí el silencio: de memoria. Tengo un espíritu forjado de ímpetu en mi memoria, desprovista del tiempo, Memoria que no es nada sin el universo, y que se ancla en él, Soy un errante de la existencia que lucha retorcido hacia sus enigmas. Yo he dejado de sentir compasión por los devenires de las nebulosas. Acumular saberes en mi conciencia ha fortalecido mi esencia: El conocimiento se limita a sí mismo, la realidad es sólo una idea, Todo: es pensamiento. El espacio – tiempo se crea en quien lo percibe, Y estoicamente me he forjado una existencia con sentido. La perpetuidad del yo provoca la ilusión de la realidad Mientras camino desolado por un recuerdo que es un sueño. Yo he sufrido, yo he sufrido, por los amaneceres teñidos de negro Me he dejado soli...

Camino entumecido por calles que desconozco Los recuerdos felices no me acercan a nada, La libertad se posa en cada paso de mis pasos La simple realidad sonríe en los murmullos. Los murmullos de la gente, Las miradas coquetas, Las serenas tranquilidades que se aparecen en mí, No hay camino deambulado que no me haya visto No hay secretos de los otros que yo haya envidiado. No hay amor, estoy tranquilo, No hay destino, nada listo, No hay torpezas transitadas que no me encuentren en la nada Parado en mí mismo, sereno contemplativo.

Si me tomo una pausa entre mis delirios y mis sueños Aparece un deseo siempre oculto de mi boca. Si calmo mis amores entre la tranquilidad de mi nobleza La soledad me depararía tardes calmas entre la niebla. Y yo, Siempre tranquilo, No me oculto de nadie ni mi sombra. Si pienso en el tiempo que solamente ha pasado La eternidad del paso se escondería sumisa. Cisnes negros, asolados, no han tocado mis sentidos Y se han posado ocultos en el semblante de un ocaso. Si temo mis abrazos hacia lazos no descritos Me escondería del tiempo, de mi alma y de los otros, Los días serían sabores, sensaciones y desprecios Que simplemente nobles se mostrarían al ser. Si cambio siempre mi mano en este juego de naipes, Ganaría todos los juegos y todas las estaciones: Y nadie me conocería, y todos creerían hacerlo Mientras, pacíficamente, me reiría de los días.

Despierto siniestro, la mente abierta, Caracoles de tormentos recuerdan pesadillas Los cerros que se entrecierran sopesando el caminar, Un cielo tenue, cansado, que saluda con desdén. La Patagonia se ríe de sus ilusos viajeros Que cansan a los días con sus deseos inefables, La vanidad sopesa el río Simpson con humedales desiertos Y árboles al viento de la lluvia se condenan. Un ser anhelante, camina descalzo al granizo. La lluvia que le olvida, la nieve que le condena, Las risas bajo el bolsillo y el trabajo sobre el cuerpo Los cerros blanquecinos le recuerdan desde el viento. Desde el tormento, desde el siniestro, Desde el fondo de un cielo siempre teñido de negro, Desde las estrellas escondidas en un cielo contento Las semillas del mañana se crean en ti misma, ahora. Otro ser anhelante, camina calzado por la calle. Las casas que le saludan, la nieve que se le escapa, La seriedad sobre el rostro y la sonrisa en la billetera Todos se le pa...

El enigma de tu presencia se escapa de mis dedos. Yazgo profundo, Me escondo de ti. El cruce de tu mirada me sumerge en pensamientos, Pensamientos que se esconden Y me llevan a ti. Pensamientos perversos De tus risas maliciosas, De finales presagiados que sólo tú conoces, De un muro que intento romper, golpeando mis brazos. El enigma de tu presencia se esconde de mis sueños. Me intriga en tu alma, Me sumerge en la nada. Que sé todo y nada de ti, Allí se posa mi aflicción, Y tu deseo a mi alma me encuentra en tus sueños. Sueños que conozco, que he aprendido a amar, Ahora que el mito de tu amor es una carta abierta. Te amo y tú me amas, Pero no nos damos cuenta. No nos enteramos de a ambos nos sumerge, Nos sumerge y nos aleja, porque creemos conocernos Y sobre ti, Y en mí, La nada que antes era nada ahora reposa en simples cartas, Cartas que nos unen, Cartas que nos alejan, Cuando la tierra nos encuentra y es en nosotros qu...