Hablar con el Silencio (Segunda Parte)
Abro mis ojos al mundo,
Recuerdo que estoy vivo.
La mirada se va posando en objetos que recuerdo
Y camino desorientado a los lugares de siempre.
Saludo a la gente,
Sonrío a los conocidos,
Contemplo los árboles que conozco de memoria.
La mañana sonríe al sol,
Se sacude del rocío,
Y los recuerdos de lo vivido dan sentido a mi existencia.
Pero de pronto me confundo,
No sé a dónde va el siguiente pie.
Estás por ahí, sonriendo,
Tranquila en momento de tormenta.
Nos saludamos,
Hablamos,
Sonreímos a los recuerdos.
Y ahí es cuando todo comienza a pasar:
Hay esos ojos que miran destellantes hacia mí
Como si me hablaran sin utilizar palabras.
Tú estás normal, hablando de la vida,
Sonriendo cuando las palabras van saliendo de ti.
Pero yo me pierdo en un horizonte que no termina
Como un laberinto al que entro sin saberlo.
Veo que mi mirada se pierde a lo lejos,
En un eje equidistante que está tras tus ojos.
Porque en ellos veo los lagos que se crearon hace siglos
Veo los soles encendidos que hablan desde el origen,
Y un ave de terciopelo que vuela eterna en el silencio
Dejando una estela de estrellas para perderme del sentido.
Y manos, y abrazos, y olas que chocan en los acantilados
Provocando el ruido de mil mares en tormenta,
Notas musicales que se unen casi inconscientes
Como gotas que caen al agua en un ritmo siempre eterno.
Veo un árbol que se mece al viento sobre la meseta más alta
Y el sonido del viento que choca contra sus ramas,
Veo que abrazas a las luces del destello de tus ojos
Como si en un lazo eterno pudieras abrazar al mundo.
Veo estrellas como gigantes que chocan y crean universos,
Veo cielos bailando que se toman de la mano,
Y un gato ronroneando que se acurruca a sí mismo
Provocando la inmensidad de la ternura solitaria.
Veo el tiempo, del infinito, sembrado en un momento
Como si todo el firmamento pudiera caber en tus ojos
Que me pierden en el sin sentido de estar escuchándote.
Tú me hablas, y me hablas
En palabras y en sonrisas,
Y yo perdido en el eje del mundo olvido cómo responder.
La belleza no está en mis manos, en mis melodías
En mis palabras o en mi silencio,
Está en olvidarme que existo cuando te veo a los ojos.
Olvidarme de cómo hablar,
Olvidarme de cómo respirar.
Y ahí estás tú,
Mirándome
Mientras mi silencio me delata.
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