Solo
Caminé por entre sombras y la oscuridad asolado por lluvia y despojo de vida y con el continuo pasar de los días se iba tejiendo en mí el rostro de un hombre amargado, la niebla me asechaba en las noches buscando algo que creía que era suyo. Yo me encontraba extraviado carente de un lazo que me atara a la existencia de mi alma. Pero con el pasar de los tiempos se fue moldeando la figura casi transparente de una mujer presente en mis sueños y convertida en caminos para mis pies. Yo era un hombre ciego pretendiendo en mi memoria sublime un mundo crear de mis deseos egoístas. Los caminos, con el tiempo, fueron ampliando su regocijo y me acogían en su presencia de vivir orientado por las luces de ensueños ¡Cómo fui tan ciego que no logré ver en todos los pasos dados las señales del amor y de la mujer de mis sueños! Era demasiado egoísta y estúpido, lo sé, que no logré tomar en calma los signos de la compañía del al...