Metafísica de Mercado
Las interrogantes que subyacen al desarrollo de nuestras vidas parecen inquebrantables a lo largo de ella. Pero si bien esto resulta irrefutable, no es menos cierto el hecho de que no ocupan mucha importancia en nuestro pensar. En la vida común de un burgués occidental, las cuestiones de esta índole son dejadas a segundo plano. Y es correcto, en la práctica, pensar así, lamentablemente. En el cotidiano quehacer, resulta ineficaz dedicar tiempo a preguntas que no pueden resolverse fácilmente, por causa y efecto; ello es frustrante, provocador de canas y arrugas. No pueden resolverse reuniendo dinero, o con auditorías, ni con ejercicio: estamos acostumbrados a la cultura Express, a solucionar los conflictos de la manera más escueta, fácil y que nos cueste menos tiempo. El esquema mental de nuestras vidas, sobretodo dedicado a las exigencias del mercado, nos obliga a determinar el cauce de nuestras vidas hacia matices cada vez menos relevantes, cada vez menos profundos. El amor, por ejemplo, en nuestras vidas, esta relevado a un aspecto social, una conquista de la pareja esperada, que solamente entregará al individuo lo que él estaba buscando, como quien consigue, luego de mucho esfuerzo, renovar su auto. La sociedad está repleta de comedias románticas, que minimizan los sentimientos hacia un esquema europeo, heredado de la psicología intrínseca de las culturas antiguas, en las que un héroe debía conseguir ese objeto deseado, a partir de un viaje, con obstáculos y un antagonista. (ejemplos hay de sobra: Gilgamesh, Aquiles en la Iliada, Ulises en la Odisea, Jesús en la Biblia, Zaratustra; hasta ahora, por ejemplo, Harry Potter, todos los superhéroes habidos y por haber; a fin de cuentas, todo nuestro esquema mental está determinado por esta problemática). El asunto de conseguir la pareja deseada, consta en este mismo esquema básico, al menos, y ese es el punto, en la sociedad en la que se nos obliga a estar. Fuera de algo tan básico como el papel que juega el amor en nuestros días, otros aspectos metafísicos también fueron reducidos a ceniza mercantil. El asunto del alma, por ejemplo, es creída en el inconsciente popular, pero dentro de la erudición, dejada de lado (con todas las generalizaciones necesarias, obviamente). Más aún, la problemática de la muerte. Está sabido que las religiones son básicas en el esquema mental del ser humano, puesto que el miedo a la muerte las hace necesarias. Mas, dejando este asunto lógico de lado, cabe destacar que esa tranquilidad religiosa sólo es aceptable (dentro del esquema mental) en los actos básicos de Subconsciente (Yo, Ello, SúperYo), ya que, la sociedad cree en el destino, pero mira los semáforos al cruzar la calle, cree en Dios, pero exige que el médico sea certificado, cree en la vida después de la muerte, pero se esmera en gozar de los placeres y de reunir riquezas, etc. Por más que organizaciones, agrupaciones debajo de puentes y estudiosos ociosos se ofusquen en realizar charlas de metafísica, la presión de comprar el pan diario y de trabajar para él se convierte en prioridad: sólo el loco, el quijotesco, el que cree fielmente en él y no en lo que le dicen que es él, logra vivir realmente esta vida. LA ÚNICA LIBERTAD, LA ÚNICA METAFÍSICA, ES NUESTRA MENTE Y LO QUE COMPARTIMOS A LOS DEMÁS CON ELLA. Vivan los caballeros andantes.
Creado por David Rodríguez.
Propiedad Legal y Derechos Reservados.
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