La Redención del Tiempo
Con mi sonrisa me he escondido en los días que pasan
Tratando de entender este misterio que a veces daña.
Salgo cada mañana a desentrañar este lamento
De la propia integridad de lo vivido, cabizbajo,
Salgo de mi alma y me levanto sobre ambos pies
Estoico a los recuerdos que me han dañado vivo.
Tengo,
Tengo miedo.
A veces me escondo de los días
Y hago repetidos los ciclos para entenderlos.
A veces sonrío sin querer
Y me cansa vivir
Porque me cansa entender el dolor, la compasión,
El amor que se transmuta con cada mirada de odio
Que sale de mis venas un amor condenado a transformarse,
Porque me cansa comprender el desprecio del frío
Ese corazón lastimero que me daña sin razón.
Pero la ilusión del tiempo es redentora
Me salvaguarda del suspiro de la eternidad.
La paranoia de la crisis, de la oscuridad y del ruido
Rápidamente se difuminan pensamiento tras pensamiento,
Entonces el tiempo avanza, inexorable,
Y a cada segundo le sigue otro, sin sentido, al parecer,
Sin un rumbo aparente a mis sentidos limitados,
Pero me consuelan en un transcurso fugaz sin parar
Que me redime el dolor,
Que me redime esa lágrima que no alcanzó a salir
Porque esos días que siguen sin dejarse entender
Se pierden en el espiral creado por este paso del tiempo
Y se hunden ensimismados en esas partes de mi mente
Que sólo abro cuando es seguro abrir.
Entonces las sonrisas, siempre eternas, siempre eternas,
De mi ser, mi ser yo, que parece nunca morir
Emergen de los recuerdos sobre momentos y segundos
Y camino, abro los ojos, salgo al mundo…
Este corazón
Este insufrible ser redentor,
Idiota empedernido, nunca deja de latir
Me permite un segundo más
Una realidad que viene luego de la otra
Que redime la anterior,
La extingue,
La entiende,
La comprende,
La desata,
Y la deja ir.
Tratando de entender este misterio que a veces daña.
Salgo cada mañana a desentrañar este lamento
De la propia integridad de lo vivido, cabizbajo,
Salgo de mi alma y me levanto sobre ambos pies
Estoico a los recuerdos que me han dañado vivo.
Tengo,
Tengo miedo.
A veces me escondo de los días
Y hago repetidos los ciclos para entenderlos.
A veces sonrío sin querer
Y me cansa vivir
Porque me cansa entender el dolor, la compasión,
El amor que se transmuta con cada mirada de odio
Que sale de mis venas un amor condenado a transformarse,
Porque me cansa comprender el desprecio del frío
Ese corazón lastimero que me daña sin razón.
Pero la ilusión del tiempo es redentora
Me salvaguarda del suspiro de la eternidad.
La paranoia de la crisis, de la oscuridad y del ruido
Rápidamente se difuminan pensamiento tras pensamiento,
Entonces el tiempo avanza, inexorable,
Y a cada segundo le sigue otro, sin sentido, al parecer,
Sin un rumbo aparente a mis sentidos limitados,
Pero me consuelan en un transcurso fugaz sin parar
Que me redime el dolor,
Que me redime esa lágrima que no alcanzó a salir
Porque esos días que siguen sin dejarse entender
Se pierden en el espiral creado por este paso del tiempo
Y se hunden ensimismados en esas partes de mi mente
Que sólo abro cuando es seguro abrir.
Entonces las sonrisas, siempre eternas, siempre eternas,
De mi ser, mi ser yo, que parece nunca morir
Emergen de los recuerdos sobre momentos y segundos
Y camino, abro los ojos, salgo al mundo…
Este corazón
Este insufrible ser redentor,
Idiota empedernido, nunca deja de latir
Me permite un segundo más
Una realidad que viene luego de la otra
Que redime la anterior,
La extingue,
La entiende,
La comprende,
La desata,
Y la deja ir.
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