Ayer Apareciste



Ayer he visto tu rostro. O creo haberlo visto entre las miles de caras que frente a mi vista pasaron. Tal vez sólo vi una parte de ti. En una revista de cosméticos, impregnada de bellezas superficiales, encontré tu rostro anhelado. Era parte de ti y lo sé. Algún día te conoceré y podré comprobar tu belleza, y tocarla, y vivirla, como si en verdad existieras.

                El rostro de la revista tenía tu misma mirada. Unas cejas plantadas con el pincel de la vida, con extrema seguridad. Ese mirar cómplice, alejado de dudas y remordimientos que te caracteriza, las veces que me he dado cuenta que te he visto por ahí. Tus ojos, redondos y negros, miraban fijamente y concordaban con esa ceja arqueada, ligeramente levantada en un ángulo pretensioso, con una profundidad que provoca nerviosismo en una personalidad no muy segura del espectador. Tu sonrisa, levemente mostrada, afirmaba un amor propio evidente, de una suma simpleza, como sonriendo a un futuro incierto, pero emocionante.
                De esa mujer modelo de la revista, sólo la sonrisa, los ojos y las cejas eran tuyas. Y sólo por ese breve segundo, que el fotógrafo le pidió esa expresión, en la sesión de modelaje, ella tomó prestados tus encantos, sin darse cuenta, y los ocupó para verse así de bella. Nadie se dio cuenta, ni sus seres queridos, ni el fotógrafo, ni el mundo entero. Sólo yo, profundamente sé, que tú, Cristina, apareciste en mí.
Y por más que mi amiga no quiso que recortara la revista y guardara la imagen, la llevo en la memoria…



Creado por David Rodríguez.
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