Los Anaqueles de la Memoria (Fragmento)
Cambiando el paso de las nubes, el despreocupado caminante recorría las llanuras de las estepas. Y con qué asombro de deslumbramiento se torcía el camino, y serpenteaban las esquinas de las mesetas esquivas, mientras el anhelante soñador, descalzo, tiritaba bajo el frío de la mañana. Un recuerdo perturbador le aquejaba la alegría matutina. Los familiares que antaño abrazaban su espalda, al son con que las nubes se difuminaban, se perdían entre confusos devenires de memoria, se repetían en continuos dispersares, y el peso de los años le aquejaban los anteriormente nítidos recuerdos. Momentos irrepetibles, lugares descubiertos al paso de las etapas vividas, remembranzas de gozos perpetuados en almas que compartían sus vidas, cariños y amores que con rapidez se iban. Claro que existían instantes imborrables. Hechos inconfundibles que atesoraba como un niño a un peluche, o lazos inquebrantables con personas que, por más que las nubes pasasen y pasasen, siempre quedarían perpetuad...