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Mostrando entradas de septiembre, 2011

La Propuesta

            Los corazones de cada ciudadano, esa tarde, se encontraban más intranquilos que el día anterior. Por alguna razón, el son irradiaba las azoteas de los edificios de una manera distinta, como si el mismísimo astro esperara una expresión de asombro que le recordara que, a pesar del ajetreo de cada trabajador, a pesar de que cada auto parecía moverse sin razón en las calles infinitas, alguien se percataba de que era iluminado por él. Era una tarde, diferente. Cada persona, por cinco minutos, debía quedarse quieta, dejar de hacer lo que estaba haciendo y mirar el televisor. Todos lo sabían: a las 7 y media de la tarde, el mandatario entregaría su veredicto. Esa tarde, el futuro de las personas de la tierra cambiaría. Al principio, nadie creía en la propuesta . Los sentimientos humanos eran demasiado importantes, demasiado propios para dejarlos ir. El hombre era, por antonomasia, un ser sent...